Después de un año como este todo lo que pueda escribir se quedará corto.
De todas maneras cada año me gusta reflexionar sobre los últimos 12 meses y escribir una entrada sobre ello, pues considero que parar frecuentemente a hacer repasos de tus decisiones puede evitar cometer los mismos errores y quizá también repetir los aciertos.
Si te interesa puedes consultar el del año 2019 también.
Si me llegan a decir que 2020 iba a resultar como finalmente ha sido le hubiera dicho a quien preguntara:
— «Para para, yo me bajo en la siguiente estación, ya me avisas cuando llegues.»
Entre todo lo que ha ocurrido en el mundo con la COVID-19 y sus consecuencias en la vida cotidiana de todos los seres humanos, la infoxicación política desde Estados Unidos, el racismo y el giro a la ultraderecha del mundo occidental, los impactos ecológicos y sus incendios, terremotos, tornados…
¿Pero puede haber sido un peor año?
A eso hay que sumarle lo que no nos cuentan, aquello que está pasando en países menos desarrollados… porque a nadie le importan.
Hoy mismo me despierto sabiendo que en Uganda han prohibido internet en pos de la democracia, un país con el mismo número de población que España. Pero en África.
No lo sé, pero como dice Hans Rosling en su libro Factfulness, probablemente el mundo está mejor de lo que pensamos… no lo sé.
Mejor reflexiono sobre mi año que también ha tenido suficientes historias como para escribir un libro.
Así ha sido mi 2020
El año lo puedo dividir en tres partes: Pre-pandemia, pandemia y ‘de nuevo en marcha’. O lo que es lo mismo: Ciudad de México, Riviera Maya y Panamá.
Empecé el año exactamente igual como acabé el anterior: viviendo en Ciudad de México, con mi trabajo por cuenta ajena y celebrando la vida junto a mi familia.
A últimos de enero viajamos a España en nuestra tradicional ruta de visita entre Barcelona y Córdoba y mientras estábamos allí ya se empezó a ver lo que después la historia nos recordará… el efecto del coronavirus SARS-CoV-2 en la población mundial.
Cuando volvimos a México a últimos de febrero, con una mezcla de emoción, tristeza y sentido de la responsabilidad comuniqué mi deseo de jubilarme, de dejar mi trabajo por cuenta ajena en otras manos y dedicarme a perseguir otras pasiones en la vida.
Pero llegó la pandemia y al final acabé saliendo de Apple a principios de noviembre tras una transición incluso mucho mejor de lo que hubiera pensado. Abrazos a todos los que siguen al pie del cañón por cierto.
Y en marzo nos mudamos a la Riviera Maya. ¡Menudo cambio a todos los niveles!
Con la intención de escapar de la gran ciudad por temor al contagio y con ganas también de cambiar de aires aterrizamos en el aeropuerto de Chetumal con un confinamiento inminente y muchas esperanzas puestas en la región tropical.
Error.
Cualquier aliciente que puedan ofrecer aquellas tierras en épocas normales brillaron por su ausencia.
¿Playas? Cerradas.
¿Ruinas mayas? Cerradas.
¿Comercios y rutas por la selva? Nop.
¿Posibilidad de disfrutar una vida cotidiana allí? Si querías actuar legalmente, ni lo sueñes.
Así que si a esto le sumamos una conexión a internet penosa siendo benévolos (cosa que no me importaba hasta que supe que tendría que seguir trabajando remotamente), el calor bochornoso mucho peor de lo que imaginaba y los mosquitos (y los escorpiones, y las serpientes)… pues te puedes imaginar. Y los días que uno tras otro se sucedían de forma casi idéntica.
Eso sí, allí pudimos conocer personas increíbles que formaron parte de nuestra familia, vivíamos en una casa con jardín que nos permitía ‘respirar’ y cuando pudimos movernos un poco la naturaleza que nos rodeaba era de quitar el hipo.
Qué gran zona para ir de vacaciones… no tanto para vivir.
¡Y la familia! Aunque al principio fue todo un reto adaptarme a estar 24 horas con mi mujer e hija ahora puedo decir que fue una gran decisión pues pude disfrutar de ver crecer a mi bebé y convertirse en toda una todler. Día tras día descubriendo algo nuevo de ella y asegurándome de agradecer todas esas experiencias que luego no me arrepentiré de no haber tenido.
Y así saltamos hasta noviembre y la mudanza a Panamá. Nueva mudanza de país y de vuelta a vender todo lo superfluo y quedarnos con lo imprescindible. Al estilo Barcelona 2016 cuando nos mudamos a México.
¿Y por qué Panamá? Primero porque queremos seguir viviendo la experiencia latinoamericana pero desde un país un poco más avanzado, y sobretodo un buen hub desde el que poder visitar Centro y Sudamérica en viajecitos cortos.
Y por supuesto también por las ventajas fiscales del país donde mis inversiones tendrán un trato mucho más justo que en otras jurisdicciones. La suma de ventajas nos hizo decidirnos por el país del canal y en las dos semanas que llevamos aquí ya puedo decir que hicimos bien.
Veremos el 2021. Espero que sea un mejor año para todos.
Mis 5 áreas vitales en 2020
1. Salud
Con lo bien que iba… Empecé el año enfocado en mi salud corporal, acudía al gimnasio de mi edificio 4 o 5 veces por semana y la alimentación iba por buen camino: perdí algún kilito de grasa que me sobraba y mi Índice de Masa Corporal mejoraba ostensiblemente…
Hasta que llegó el viaje a España y a nuestra vuelta empezó la pandemia. Y de ahí cuesta abajo hasta añadir 7 u 8 kilos perdiendo muchísima masa muscular por el camino.
Trabajar desde casa, el estrés de una nueva vida personal, laboral y familiar hicieron estragos en mi salud. Por suerte no tuve ninguna enfermedad importante que sufrir, que por lo visto este año ya es mucho…
Este apartado de mi vida va a cambiar radicalmente en el 2021. Es mi área prioritaria y espero poder cumplir los objetivos que me he marcado.
2. Financiera
¡Pues en este caso todo lo contrario! Año inmejorable con un crecimiento del +73% en mis inversiones. Muy contento con ello, principal causa por la que pude comunicar mi jubilación con 38 años (aunque al final lo hiciera con 39).
Sé que los miles de horas que he dedicado a formarme en inversión financiera en los últimos 14 años me han ayudado mucho a poder conseguir la meta de jubilarme antes de los 40 (o eso dije en 2017), pero en realidad he tenido mucha suerte, y estoy muy agradecido por ello.
Dicen que a río revuelto ganancia de pescadores así que, como en la últimas crisis, aproveché las bajadas de marzo por el coronavirus para ser agresivo en la compra de buenas empresas y luego dejé correr los beneficios. Esta estrategia me ha resultado siempre, así que seguiré con ella en el futuro.
3. Relaciones
Siguiendo mi intención de ser lo más transparente posible te diré que en este apartado no ha ido muy bien. A pesar de haber conocido a algunas personas nuevas en la Riviera Maya éstas no me han aportado mucho pues no compartían mis intereses y por aquellas tierras la vida es muy simple y repetitiva.
Espero cambiar esto en Panamá, además de la gran comunidad de expatriados en el país se suma una mejor oferta de entretenimiento y aficiones que posiblemente puedo compartir con ellos.
Por el lado bueno, he estado mucho más en contacto con la familia en España, y qué decir del tiempo que he pasado con mi mujer e hija… espero potenciar este aspecto aún más en el 2021.
También pude adentrarme más en relaciones con personas a distancia a través de internet, personas que me aportan mucho, interesantes y con cierta cultura y conocimientos que me complementan. No puedo más que agradecer la oportunidad que me dan de seguir en contacto con ellas, gracias amigos y amigas.
4. Profesional
Gran vuelco a mi vida en este sentido. Por fin este año fue el momento de dar el salto a dejar de trabajar por cuenta ajena y poder jubilarme.
No puedo estar más agradecido por todas las oportunidades que me han ofrecido ¡y espero haber cumplido con los retos que me fueron asignados! Puede que esta última etapa en México haya sido la más retadora y emocionante pero nunca olvidaré los últimos 20 años en las diferentes empresas que me enseñaron a ser la persona que soy actualmente. Gracias a todas las personas que han formado parte de mi vida profesional hasta ahora, el Daniel de hoy es en gran parte consecuencia de lo que ellos me aportaron.
¡Ah! Al final pude cumplir uno de mis sueños… ¡trabajar 10 años para Apple! Bien por mí.
Y ahora… ahora a encontrar nuevos retos profesionales.
Me da a mí que nunca dejaré de trabajar estando jubilado… por lo menos en mi cabeza eso tiene mucho sentido.
5. Mente
Pues tampoco ha sido un gran año en este aspecto, aunque tenía potencial para ello… con tantos meses en casa no pude cumplir mi objetivo de leer 40 libros en el año, me quedé en unos escasos 20, qué fail.
En todos los sentidos la flojera que me supuso la pandemia y el enfoque a final de año en la mudanza hicieron que no leyera tanto como me gustaría, aunque el valor de estas lecturas ha sido grande: un 3,8 sobre 5 en el conjunto de los libros, nada mal para lo exigente que soy con las puntuaciones. Puedes seguir mis lecturas en mi perfil de GoodReads.
Además como te decía no he sabido (o podido) rodearme de nuevas personas mentalmente estimulantes para mí por lo que no he avanzado mucho en este aspecto.
¡2021, allá voy!
Conclusiones
El año 2020 ha sido un año de contrastes. Mientras que en la parte familiar y económica no podría haber ido mejor, en salud tanto mental como física ha dejado mucho que desear.
En el apartado profesional ha venido marcado por el gran impacto de la jubilación temprana, que después de un capítulo de 20 años trabajando por cuenta ajena he tenido la gran suerte de poder cerrar de forma positiva.
Ahora a mirar con optimismo el futuro que me (nos) espera en Panamá y a disfrutar de este camino llamado vida, que para eso estamos aquí, ¿no?
Esto se acaba por ahora, espero que algo de lo que hayas leído te haya inspirado o te sirva para replicar éxitos por ti mismo y evitar los fracasos.
Gracias por pasar por aquí.
Ah, y ¡Feliz Año Nuevo!
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